lunes, 26 de septiembre de 2016

Nuestra herencia racista

El dominicano tiene muy poca sangre india, generalmente es mitad de origen español, mitad de origen africano y sin embargo al mulato y al mestizo se le llama indio, con las variantes de indio claro, indio oscuro… en algunos casos a los más oscuros se les llama morenito, lavaíto, morenito  claro. No obstante al haitiano se le llama negro. Es por eso que en forma de broma a los de piel más oscura les decimos hatianitos, come coco, Pití Bolé… y lo peor es que a quién va dirigido estos sobrenombres se ofende.

Estaría demás decir algo sobre esta imagen...
La mujer dominicana gasta aproximadamente el 12% de su sueldo en el salón de belleza y en su mayoría para cambiar de pelo afro y oscuro, a lacio y claro. Si eres mujer, al pedir alguna sugerencia para tu cabello seguro ya te han recomendado algún look que “hace que te veas más clarita” o te han rechazado algún color de pelo porque “hace que te veas más oscura”.

Hace menos de un mes recuerdo a una amiga muy cercana de mi madre conversar con ella acerca de una vecina que, según ella, está enamorada de un haitiano, el recuerdo que en este preciso momento pasó por mi cabeza al escribir el presente texto es su comentario “con tantos dominicanos que hay Ufemia, tuvo ella que asfixiarse de un haitiano”.

Sabemos que nuestro racismo no nació después del régimen trujillista, pues según muchos autores cuando se refieren a las causas de la matanza de 1937 consideran la presión que ejerció el pueblo dominicano al régimen, en sus afanes por delimitar nuestro territorio no sólo geográficamente sino culturalmente. No obstante hubo un antes y un después de Trujillo. Antes de Trujillo, la línea de conducta en relación a Haití era el nacionalismo. Después, fue el racismo puro y duro.

Los estereotipos racistas eran muy marcados en la ideología trujillista, y han inundado toda la sociedad dominicana. Están todavía muy presentes en la actualidad. Estos estereotipos no están dirigidos solo contra los haitianos, sino también contra los mismos negros dominicanos. Además  no olvidemos una de las medidas que tomó Trujillo después de la masacre: "blanquear" la frontera, trayendo migrantes de tez blanca de otras latitudes para asentarlos en la línea fronteriza, y así establecer "la diferencia" entre dominicanos y haitianos. También se encargó de enraizar en el imaginario de los dominicanos la concepción de que Haití es el enemigo, una visión que permanece hasta estos días

Hoy se habla todavía de una « invasión pacífica » haitiana. Pero ¡que sería nuestra economía sin esta « invasión »!  Pero nunca se habla de una invasión china que para el 2008 había aproximadamente entre 15,000 y 20,000 chinos. Un número que se ha ido multiplicando aún más con el paso del tiempo. Tampoco se habla de una invasión venezolana, que actualmente debido a la penosa situación por la que está pasando Venezuela, cada vez más, inmigran venezolanos a nuestro territorio sin ningún inconveniente limitante, ni siquiera aún con ser percibidos.

Negamos lo que somos por factores económicos (los negros son los más pobres) pero también históricos (los negros recuerdan nuestra herencia colonial).
Incluso, este último factor se evidencia con nuestra relación laboral con los haitianos. Si el capitalismo aún no es totalitario y único como modo de producción es en gran parte porque por medio de los haitianos aún conservamos el esclavismo y el feudalismo. No es extraño encontrar una finca, una mansión… siendo cuidada por algún haitiano y su familia mientras sus respectivos dueños están residiendo fuera del país. A lo cual el haitiano se hace totalmente responsable de tales bienes a cambio de lo que necesita para él y su familia (feudalismo). Tampoco es extraño encontrar cientos de haitianos en los trabajos más pesados en República Dominicana, sin seguro, sin medidas de riesgos necesarias, con ningún tipo de seguridad y con el más miserable “sueldo” si es que puede tomar ese nombre, pues sólo le dan lo necesario para sobrevivir (esclavismo).


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