El desorden urbano y la falta de
preocupación ciudadana
Av. Francisco del Rosario Sánchez
Fuente propia
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Con esto no me refiero solamente
a las torpezas construidas por el gobierno para “embellecer la ciudad”
constituyendo solamente grandes gastos echados a la borda del mal gusto y la falta
de creatividad, dentro de lo que cabe mencionar como ejemplo el caso del “remozamiento”
de la puerta del conde que junto al
Parque Independencia tuvo un costo de 36.9 millones de pesos, para luego planear
volver a restituirlo. No debemos de irnos tan lejos para encontrar evidencias del
desorden urbano.
Clínica de Salud familiar Los Guandules
Fuente propia
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En un país donde hay más
vertederos improvisados que áreas verdes, donde la basura se tragan las
esquinas, donde hay más calles averiadas que en buenas condiciones, dónde las
escasas aceras tienen dueños, donde los comercios ambulantes invaden los
espacios públicos, donde son comunes las Industrias contaminantes, ruidosas y
molestas en medio de una comunidad; edificios, casas y asentamientos en lugares
muy peligrosos para la convivencia;
problemas de tráfico por mala diagramación de vías de acceso y medios de
transportes sumamente contaminantes; construcciones muy inseguras, entre otros,
es justo dudar de todo el gasto público y preguntarse si el
mismo ha estado relacionado con un incremento similar en la eficiencia del
gobierno para proveerle servicios a los ciudadanos.
Con todos los problemas sociales
y económicos que presenta el país casi se justifica el descuido y abandono de
atención hacia el desorden urbanístico de nuestro hábitat.
Estoy casi segura que muy pocos
dominicanos somos conscientes de que una ciudad sana necesita un mínimo de área
verde de 10 m2 x hab. Algo
que está muy al margen de la realidad en ciudades como Santo Domingo, la
capital del país. Muy pocos hacen frente a la necesidad de la ampliación de
espacio en las aceras, las transformaciones viales, el despeje en las avenidas
de la saturación de publicidad, y sobre todo el aumento de las áreas verdes. Sin
embargo, debemos de considerar seriamente que por esta falta de atención hacia problemas
urbanos estamos cediendo el derecho a las autoridades de hacer cuanto deseen de
nuestro hábitat y nos estamos perdiendo
entre una multitud de pobladores que cada vez más se despoja de su título de
ciudadano.
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