La matanza del 1937
República
dominicana tiene una sombra que aún entenebrece nuestra historia, y es el sangriento
genocidio de haitianos en 1937 ocurrido durante el régimen trujillista. Una
sombra a la que muy pocos autores se han atrevido enfrentar. Sin embargo, no
podemos negar que las manos manchadas de sangre aún permanecen sin limpiar.
Debemos
recordar que la comunidad haitiana en República Dominicana era sumamente grande
y tenía ya fuertes vínculos con la dominicana. En 1920 se incrementó el número
de haitianos en todas las zonas fronterizas con la complicidad de los mismos
militares y migratorios. Incluso, había provincias en las que la cantidad de
haitianos era mayor que la de dominicanos.
La
inmigración de haitianos aumentó aún más con la crisis económica mundial de
1929 en la que muchos países fueron afectados y por consiguiente Haití. Quien sufrió
una gran depresión laboral. En ese mismo año el presidente Horacio Vásquez
convino un inconcluso tratado fronterizo, lo que llevó a Trujillo a
reconsiderar aquel tratado en 1936 y emprendió la resolución a este. Las relaciones
de Trujillo con los presidentes haitianos, antes y después de la matanza del
37, eran estrechas, incluso él mismo financió la llegada de Elie Lescot al
poder en 1941. Sin embargo esa última relación acabó de un día para otra, ¿qué
pasó? Bueno, muchos autores asumen que el propósito de Trujillo era gobernar
Haití y que para ello contaba con el apoyo de Elie Lescot quién se zapatió y no cumplió con su parte.
Causas
de la Matanza
La actitud de Trujillo frente al pueblo haitiano es tan
enigmática que se vuelve difícil distinguir claramente lo que lo llevó a tal atrocidad
del genocidio. Sin embargo, pueden considerarse más de una sola causa.
Para muchos
la causa fue el blanqueamiento, para otros el deseo del poder total, del
control absoluto del territorio nacional; una muestra de su autoridad, una marca de sus planes frustrado de
controlar a Haití, causas económicas… entre otras.
Para esta
parte me gustaría hacer referencia de algunos autores que consideran diferentes
causas. Uno de ellos es José Israel Cuello que en su libro titulado
"Documentos del conflicto domínico-haitiano de 1937" considera la
matanza como "un zapatazo" de
Trujillo para quitarse presiones que hacían sectores intelectuales y
conservadores del país, luego de la firma en 1936 del "Protocolo del
Tratado del 29", un documento que ratificaba los límites de ambos países
establecidos en el 1929, durante el gobierno de Horacio Vásquez, pero que
agregaba una enmienda, en donde Dominicana cedía el valle de la Miel (al
suroeste) a los haitianos, lo cual no cayó bien entre esos grupos. Según Cuello,
estos sectores comenzaron a provocar por lo bajo a Trujillo, reclamándole que
era muy "valiente" con los dominicanos, pero que con los haitianos no
tenía la misma valentía.
Un
factor que casi siempre es el primero a considerar es el racismo de Trujillo frente a población negra, algo que desde
algunos puntos de vista es hasta enigmático, pues por la parte materna Trujillo
era nieto de Erciná Chevalier, una dama de origen haitiano. Sin embargo fueron
más que evidentes las intenciones de él en blanquear las zonas fronterizas de República
Dominicana desde mucho antes de la matanza. Reclutando personas de tez claras
en aquellas zonas. En 1933 la dictadura promulgó una ley para limitar la
inmigración negra al país. Además se considera también, obedeció al designio del pueblo
dominicano de delimitar la nación tanto geográfica como culturalmente. Este punto
de vista del componente étnico está respaldado por autores como BernardoVega,
Richard L. Turits, entre otros.
Otro personaje
que ofrece una causa es Juan Isidro Jiménez Grullón, la cual es “el fracaso de
la política de Trujillo para controlar el territorio haitiano; al no lograr su
objetivo entonces acudió al genocidio para incrementar su concentración de
capitales.
Me gustaría mencionar los siguientes párrafos de la obra
del doctor Gutiérrez Félix:
“A
la cabeza de una caballería de más de 100 jinetes (en 1932) recorrió Trujillo
la línea Noroeste… Fue en ese viaje, el tercero que Trujillo realizaba por la
Línea Noroeste, en el cual comenzó a recibir quejas de los pobladores rurales
por la presencia de nacionales haitianos, quienes se dedicaban al robo de
ganado y otros animales domésticos, lo que iba creando un sentimiento de
animadversión contra los haitianos en esa región….”
“En las cercanías de
Dajabón, a la orilla de un río, se detuvo a ver varios adultos haitianos
bañándose sin ropas. Su reacción fue de desagrado. Más adelante encontró un
joven de algunos quince o dieciséis años completamente desnudo. Detuvo el
caballo y le preguntó: “Tú eres dominicano?” El muchacho le contestó que sí, en
español, y Trujillo le dijo: “Cómo puedo creer lo que dices?”. El joven
respondió cantando el Himno Nacional y Trujillo, admirado, le obsequió 20
dólares”.
Si
algo nos deja entendido los párrafos
anteriores es que el repudio de Trujillo hacia los haitianos se fue
acrecentando paso tras paso.
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